jueves, 31 de enero de 2013

Pérdidas...en las personas mayores

Cuando hablamos de personas mayores, siempre hemos de tener en cuenta "las pérdidas".
Claro que las pérdidas están siempre, puesto que forman parte de la vida. Pero aquí me refiero a una etapa concreta de "la vida", a partir de los 60-65 años, aproximadamente. También se puede hablar de la etapa de la 3ª o 4ª edad.

Pero es en estas etapas donde se hace muy evidente la progresión de las pérdidas.
El sr. Antonio, o la sra. María, de 80 años, que se ha quedado viuda y sola, por mediación familiar o servicios sociales decide que ha de ingresar en una residencia.
Aquí tenemos varias pérdidas: la , la pérdida de su marido, la persona con la que habrá pasado 40 años o más conviviendo con ella, con la que habrá tenido hijos, proyectos, luchas, alegrías,..,
la pérdida, el tener que dejar su piso, ese espacio íntimo, cotidiano, familiar y tan lleno de vivencias de todo tipo, con sus vecinos de escalera y del barrio;
la pérdida, el alejamiento de la família, las pérdidas de los amig@s,
la pérdida, "la pérdida de poder personal" al entrar en una institución (Residencia) o también que vaya a vivir a casa de un hijo-a o familiar.
Y como no, la pérdida biológica o psicológica también se ha de tener en cuenta puesto que va acompañando a la persona mayor.
Como se puede ver, hay muchas pérdidas, y bastante seguidas algunas de ellas.

Toda relación humana es compleja, puesto que el ser humano es complejo.

Desde que nacemos hay un contínuo aprendizaje, adquisición de lenguaje, adquisición inconsciente de formas, actitudes de nuestros padres, de la escuela, y aunque también se dan pérdidas (caen los dientes de leche, dolores del cuerpo, estados emocionales traumáticos o estados de tristeza; inadaptación en la escuela, y mil más que conlleva el vivir)..., el paquete mayor es el de ir adquiriendo un ego, un desarrollo del sujeto hacia una madurez, hacia un "poder personal". Hacia una responsabilidad mayor hacia sí y en relación a la sociedad (si empieza a trabajar, si va a la universidad, si se independiza, si se casa o junta, si tiene hijos, o no los tiene..., etc), el conocimiento de sí, el poder o responsabilidad de hacer en la medida que pueda su voluntad, va afianzándose.

Sin embargo este afianzarse, al entrar en la llamada 3ª edad, en muchas de las personas que trabajan entraran en la jubilación y las que no, será por la edad biológica, por alguna enfermedad o percance, que entrarán progresivamente en la etapa de las pérdidas.

La persona mayor, cada caso es diferente, irá necesitando de una ayudas físicas (3as personas o ayudas materiales), si necesita de un andador o silla de ruedas, (pérdida física) y por lo tanto aumenta la DEPENDENCIA a un tercero físico o material (persona o andador o institución);

si tiene problemas cognitivos, y ya no puede comer sola, necesita una persona;
si va a vivir con família, hijos más jóvenes que tienen ya su vida propia, no puede (aunque quiera) incidir en ellos.

Esas pérdidas de poder personal serán más conflictivas o serán más aceptadas todo dependiendo de la subjetividad de la persona. No hay reglas.

(En mi experiencia profesional, he observado y observo, que depende del carácter de la persona, si ha sido una persona que siempre ha mandado bastante, le costará mucho más perderlo, dejar que otras personas lo asuman por él; si es una persona más acomodaticia o adaptable, dejará más fácil el mando a otras... no hay fórmulas).

Pero lo importante es entender la pérdida, y lo que significa y conlleva.
Significa "dolor, tristeza", significa entrar en un "proceso de duelo" .
La Doctora (1) Elizabeth Kübler Ross, investigó este proceso con miles de personas y observó que conlleva unas fases, no lineales, (una fase de negación y aislamiento, ira, pacto o negociación, depresión, aceptación).
El proceso será más o menos profundo dependiendo de la subjetividad del paciente, de su historia o biografía personal.

Pero comprender que la persona mayor entra en este proceso de duelo, por las pérdidas que comporta esta etapa, nos puede permitir mejor a los profesionales y/o familiares, amigos, entender las reacciones de la persona mayor, darle incluso recursos, darle más espacio para escucharle, o para dejarle sól@, o para preguntarle qué necesita; o también para poner límites, para que vaya comprendiendo su pérdida y vaya entrando en la fase de la aceptación, de la mejor manera posible, con respeto, con serenidad, con confianza hacia ella y de las personas, profesionales o familiares que convivan o no con ella.

En toda relación no sólo de ayuda, sino en nuestras relaciones interpersonales, e incluso hacia nosotr@s mism@s, es necesario aplicar "las dos manos", es decir, -los límites y la libertad-. Y eso no es fácil, pero es necesario.
Muchas veces los límites los ponemos no desde el amor, o la comprensión o confianza, sinó desde el enfado y aquí podemos perder unas actitudes que iban por buen curso.

La observación, el silencio, la escucha, la comprensión, el significado de muchas quejas por parte de la persona mayor (dolor de cabeza, dolor del cuerpo,...) son síntomas de la necesidad de ser escuchada por los demás, de ser aceptada desde una actitud más respetuosa (sin culpas, vergüenzas,sin crítica...), se hace evidente. Pero también el re-aprender por parte de la persona mayor, si es que no lo sabe ya, "aprender a escucharse", aprender a observar-se, a aquietarse....no obstante, aquí puede necesitar de una ayuda profesional.

Por eso insisto, que el saber, el entender lo que las pérdidas significan en "la persona mayor", son recursos necesarios para aproximarnos hacia una comunicación y una relación mucho más plena con ella .






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(1)Elizabeth Kübler Ross-David Kesler. Sobre el duelo y el dolor. Luciérnaga, 2006.