Abro un nuevo espacio para los profesionales de la salud y lo social, con la etiqueta “animadores”, en el sentido más amplio de la palabra, porque creo que cuando se “anima” desde el corazón, la animación es verdadera, y tanto la realiza, un-a gerocult@r, animad@r social, trabajad@r social, educad@r social, enfermer@, médic@,... más allá de sus respectivos títulos.
Inicia
este espacio una buena profesional:gerocultora y “animadora” por excelencia, como veremos a
continuación. Ella misma nos contará lo que siente al respecto en su quehacer
profesional cotidiano.
Le
damos las gracias por su generosidad.
Mi
nombre es María del Pilar pero todos me
llaman Pili.
Tengo
46 años y llevo 23 años trabajando en el
Hospital St. Jaume d´Olot, curiosamente
tenía 23 años cuando entré a trabajar. Empecé trabajando en el Geriátrico y
luego estuve un tiempo en el turno de noche en Clínica, tiempo que me
ayudó a valorar mi vocación por los
abuelos.
El
amor por mi abuela Pura (mujer de
carácter, muy licenciada en la
universidad de la vida, que nos quería con pasión de abuela y nos dejó un legado emocional incalculable),me da la
energía y la fuerza para dar lo mejor de mí, a mis abuelos cada día.
Me
resulta fácil, atiendo a sus necesidades con cariño y respeto...
También
participo en las actividades del centro, fiestas, encuentros, colonias...
Esta
faceta extra, de mi jornada laboral me ayuda a verlos con otros ojos y ellos a
mí.
El recuerdo
de todos los años, de todo lo compartido, de lo mucho que he aprendido, de todo el cariño recibido está lleno de miradas
tiernas y dulces, sonrisas de complicidad que llenan de sentido mi día a día y
compensan las dificultades que también las hay.
Cada abuelo es un mundo. Sus vivencias, sus
recuerdos y su amor a la vida, a la família y amigos son el alimento del alma.
Cuando les aportas una música, una película, un
puzzle, un paseíto al sol, una lectura ,
un juego, un baile.......cada uno tiene su predilección para recordar tiempos
pasados y/o evadirse del entorno, para mantener activa la mente y el cuerpo.
Pero pocos son los que se resisten a una
carícia a una escucha activa, una mirada cómplice o una sonrisa...
“La risa es mi espada y la alegría mi escudo”.
“La risa es mi espada y la alegría mi escudo”.
En nuestras manos, como cuidadoras, está facilitarle esa carícia del alma, que a mi entender también es una necesidad vital.
Un hombre del pueblo de Neguá, en la Costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado,
desde allá arriba, la vida humana.
Y dijo que somos como un mar de fueguitos.
El mundo es eso- reveló- Un montón de gente,
Y dijo que somos como un mar de fueguitos.
El mundo es eso- reveló- Un montón de gente,
un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia
entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos
grandes y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se
entera del viento y gente de fuego loco,
que llena el aire de chispa.
Algunos fuegos, fuegos bobos,
no alumbran ni queman;
pero otros arden la vida
con tantas ganas que no
se puede mirarlos sin parpadear,
y quien no se acerca, se enciende.
Eduardo Galeano

Me a gustado mucho el blog....y sobre todo su proposito, yo los mios los hago para distraer y tu este lo has echo para ayudar.
ResponderEliminarEs bastante diafano, no sobrecarga y es sencillo acceder a su contenido.
De todas formas si algun dia quieres que te eche una mano.....solo tienes que decirmelo.
ARTY.