domingo, 31 de diciembre de 2017

Cambio de roles


                                                                                       

                                                                             

Para los hijos-as, es difícil cuidar a los padres, sobretodo si van teniendo pérdidas cognitivas o de enfermedad en su transitar. El motivo básico suele ser, porque deviene forzosamente un cambio de actitud: "un cambio de roles".

El padre o la madre, van a dejar de tener, esa función, para pasar a "ser", "estar", como un niño-a, (sin serlo por la edad), y el hijo-a pasará a ser la madre o el padre.


La hija, el hijo, tendrá en algún momento que reñir al padre o a la madre.




Y ese cambio, no es fácil, para ámbos.

Reñir, enfadarse, tener paciencia, mucha paciencia...

Ambos, pasan por una deconstrucción del personaje.
Ambos (padres e hijos), pasan por un "proceso de duelo", viven un proceso de dejar partir ese rol de padre, para pasar a ser "hijo", y el hijo pasar a padre....  






Con trabajadores, del sector, hay también dificultades en la relación, sin embargo, no suele ser tan conflictiva, excepto para aquellos profesionales, que no hayan resuelto sus propios "vínculos emocionales" con sus padres, me refiero, a heridas, aspectos emocionales no resueltos en la infancia o adolescencia; pues para estos, sí que será un conflicto, pueslo proyectarán "a nivel inconsciente", claro está con esa sra. o sr. mayor de la residencia, centro de día, hospital o en su casa (la del anciano o anciana). (En estos casos la supervisión, terapias o formaciones son importantes para tomar conciencia de la importancia que tiene el ser consciente de un@ misma y la propia relación con sus progenitores).





Aquí les dejo, con: 

Una carta, un mensaje dado de una madre a su hija...


Mi querida hija, el día que me veas vieja, te pido... por favor que tengas paciencia, pero sobre todo trata de entenderme.


Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces, no me interrumpas para decirme “eso ya me lo contaste” solamente escúchame por favor. Y recordar los tiempos en que eras niña y yo te leía la misma historia, noche tras noche hasta que te quedabas dormida.



Cuando no me quiera bañar, no me regañes y por favor no trates de avergonzarme, solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña.



Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología, dame el tiempo necesario para aprender, y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de desesperada.


Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas como comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma y como confrontar y lidiar con la vida.



El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor, ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme.



Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo, no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante.



Solamente ten presente en tu corazón que lo más importante para mí es estar contigo y que me escuches. Y cuando mis cansadas y viejas piernas, no me dejen caminar como antes, dame tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí cuando diste tus primero pasos.



Cuando estos días vengan, no te debes sentir triste o incompetente de verme así, sólo te pido que estés conmigo, que trates de entenderme y ayudarme mientras llego al final de mi vida con amor. Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida, que tuvimos la dicha de compartir juntas, te lo agradeceré.



Con una enorme sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido, sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija..




















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